Estoy a dieta. Sí, yo, el accionista mayoritario de Burger King en España (sí, sí, reíos si queréis, pero en sus listas de beneficios anuales salgo con nombre y dos apellidos), el hombre que mantiene el récord Guiness de pipas comidas de una sentada, la persona que ha sido capaz de poner más ingredientes en una pizza sin que se hunda ni se le caigan por los lados.
Yo nunca he sido de muy buen comer, lo reconozco. Jamás le encontré la gracia a comer verduras porque sí (ni por ningún otro motivo), pudiendo evitarlo no como nada que haya salido del mar, y las frutas tienen la hermosa virtud de no quitarme el hambre ni en cantidades industriales. De hecho es que siempre he tenido tres normas para catalogar si algo me va a gustar o no. Para que algo me guste tiene que:
- Tener madre
- Vivir en tierra
- Ser capaz de andar por su propio pie, hacia delante
Lo de "hacia delante" es que alguien me sugirió una vez el cangrejo y tuve que hacer una pequeña modificación en la regla, para evitar malentendidos. Como es obvio hay unas cuantas excepciones, pero vamos, que como norma general es bastante concisa y bastante aproximada a la realidad.
Ponerse a dieta es una decisión difícil. De hecho yo he necesitado tres años de indirectas de mi madre ("alguien está engordando...", "a alguien no le vendría mal un poco de ejercicio", "quieres soltar de una vez esa bolsa de patatas?", ...) para empezar. Y aún así, sigo sin estar convencido de que esto le pueda hacer ningún bien a nadie, no creo que tanto sacrificio pueda tener un final feliz. Cuesta muchísimo acostumbrarse a que esas pizzas que te pasabas media hora haciendo (más que nada por aquello de que te vas comiendo los ingredientes mientras la haces) ahora se hayan convertido en un mísero batidito de frutas, a que esos platos de carne con patatas que casi parecían patatas con carne ahora sean dos filetes pequeñitos camuflados entre la decoración del plato.
Y si ya es un mal momento el de tomar la decisión, peor aún es cuando empiezas a darte cuenta de que no eras el único en el mundo que comía demasiado. Pones la tele y te encuentras un hermoso documental sobre todo lo que comen los osos antes de hibernar, cambias a toda velocidad de canal y te encuentras una convención de comedores de cangrejo. Que vale, a mí el cangrejo no me gusta, pero a estas alturas uno se comería incluso unas acelgas (bueno, eso no, quizás he exagerado un poco). Y te dices "bueno, pues hala, me voy a ver Eurosport, que ahí no hay peligro". Y allí está, esperándote, un campeonato de sumo. Que serán atletas profesionales, que pasarán una vida muy perra entrenando, pero seamos serios, si están como están es porque comen mucho.
Y no basta con la tele, toda tu casa está llena de tentaciones. Esos 23 paquetes de galletas de chocolate que compraste para por si una tarde tenías más hambre de lo normal al merendar. Esa bolsas de patatas abierta, que como empezaste la dieta antes de terminarlas ahí están las pobres, abandonadas a su suerte, que las ves al pasar por la cocina y se te llenan los ojos de lágrimas. Tú, que antes eras con ellas como uña y carne, y ahora cruzas la cara y pasas por el otro lado de la cocina para evitar encontrártelas.
Pero, ¿quién tiene la culpa de todo esto? No es por meterme con nadie, pero la culpa la tiene Dios. Como bien dicen en la película "Time Bandits" los Monty Python (o al menos algunos de ellos), "¿En qué estaba pensando Dios cuando creó el mundo? ¡43 especies de loros!". Pues sí, la verdad es que podría haberse entretenido menos con los loros y haber hecho más justo el reparto de las calorías. Porque no es serio en absoluto que todo lo que está bueno tenga demasiadas calorías. A ver, ¿por qué el cerdo tiene miles de calorías y el pescado no? ¿Por qué el queso sí y la leche no, si vienen a ser lo mismo? ¿Por qué los frutos secos sí y las frutas no, si apenas hay una letra de diferencia (bueno, y la parte de "secos", pero vamos, que si hay que echarle agua yo se la echo)? ¿Qué hizo el chocolate en una vida anterior para que en esta lo castiguen de esta manera?. Empiezo a pensar que lo que está bueno son las calorías en sí mismas, porque si no no me lo explico. ¿Alguien ha probado alguna vez una caloría? ¿Está buena? ¿Engorda? (a esa última no me respondáis, por favor, que bastante tengo ya con lo que tengo).
Por cierto, no sé si os lo he comentado, pero hoy es mi segundo día haciendo dieta.
Frase aleatoria de Mundodisco
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